Salud y Naturaleza, artículo en el Diario Austral

SALUD Y NATURALEZA

por María Soto

“Puesto que este cuerpo físico es el trono donde se establece el templo interno, Dios ha ordenado que el cuerpo sea preservado hasta donde sea posible, de forma que no llegue a experimentarse nada que cause contrariedad”. (Elias Zohoori en “El Trono del Espíritu”)

Desde siglos las manifestaciones divinas han enseñado al hombre la importancia de la naturaleza, distribuidas en sus distintos reinos; vegetal, mineral, animal, incluso Bahá‘u’lláh nos menciona un cuarto reino humano.

El hombre para estar sano debe estar equilibrado tanto material como espiritualmente.

Salud corporal: El hombre debe ingerir alimentos balanceados para estar sano, además debe tener conocimiento sobre el uso medicinal de las plantas como una alternativa frente a la medicina tradicional. Debe tener presente el aire que respira, la calidad de agua, la ropa que viste y lo cubren, el sol como fuente de salud.

Para cada enfermedad existe una alternativa fitoterapica: para la pena o la ansiedad hierba de Melisa; para la depresión la hierba de San Juan; para enfermedades infecciosas, el Canelo; el ajo como antibiótico. La higuera es uno de los árboles que nos menciona la Biblia, ya que Adán y Eva se vistieron con hojas de ella y comieron su fruto (Génesis 3.7), y así, podemos nombrar muchas plantas medicinales, las cuales se encuentran en abundancia en nuestro país.

Salud espiritual: Si nuestro espíritu no está sano nuestro cuerpo no funciona, cuando el hombre se aleja de su creador, se enferma, se fanatiza, se olvida que venimos a la tierra a perfeccionarnos espiritualmente para una nueva y grandiosa vida. Para cada estado anímico Bahá‘u’lláh nos dejó oraciones para diversos estados; para la salud, curación, pruebas naturales, oraciones para las dificultades y así muchas para cada instancia.

"Espero que, así como has recibido la salud física, recibas también tu salud espiritual. Al igual que el cuerpo se cura de sus enfermedades físicas, el espíritu se cura también de sus enfermedades espirituales. La cura de la enfermedad física es muy sencilla, pero curar una enfermedad espiritual es muy difícil. Si una persona tiene fiebre y se le da una medicina, la fiebre desaparecerá, pero si el espíritu está afligido por la enfermedad de la ignorancia, es difícil eliminar esa dolencia. Por ejemplo, si la salud espiritual está afectada por el amor al mundo, se le debe administrar una medicina espiritual. Estas medicinas son los consejos y mandatos de Dios, que tendrán su efecto sobre ello”. (Abdu’l Bahá)

“Todos los hombres sois hojas de un mismo árbol, flores de un mismo jardín, gotas de un mismo océano. Este puñado de polvo, la tierra, es un solo país y la humanidad sus ciudadanos.” (Bahá’u’lláh)