La mejor educación
Ada Friz
¡Que lindo sería vivir en un mundo feliz! Amar a Dios por sobre todas las cosas, respetarse y quererse unos a otros, a los padres, a todo ser nacido sobre la faz de la tierra. Es decir, cumplir los Mandamientos de Dios.
En un pasado no muy lejano todo eso existía, ya que todo estaba en perfecta armonía. Me recuerdo que teníamos vecinos, hermanos, amigos y había un compromiso de mutua ayuda. Jugábamos con los niños del lugar. Todos éramos iguales y todos éramos felices. Hoy se desconfía de todo, sí hasta tenemos barrotes en nuestras casas y altos cercos de hierros.
Hace muchos años soñé que todo se puede revertir si hay amor. También recuerdo haber escuchado a su excelencia el Papa diciendo “El amor es más fuerte.” Todos los Mensajeros divinos nos lo han echo saber. Ellos han venido para ayudarnos a ser felices, para querer al hermano de verdad, sin tomarle la radiografía, sin discriminarle, sin herirle, ni romperle el corazón. Quieren que el telón de esta película de calamidades, corrupción, egoísmo, violencia y crueldad termine, con la ayuda de todas las almas buenas y generosas que acepten este maravilloso tesoro. Bahá’u’lláh nos recuerda que sólo debemos cumplir la voluntad de Dios y develar un nuevo escenario donde se crea en un solo Dios, en la unidad de la humanidad, en la libre investigación de la verdad, en una armonía esencial entre la ciencia y la religión, en la igualdad entre hombres y mujeres, en la eliminación de toda clase de prejuicio, en una educación universal obligatoria.
La educación pasa por todo lo que incumbe al hombre, pues él es el protagonista de este escenario. La educación se encarga de la esencia vital de todo ser humano, con la ayuda y buena voluntad de todos los que estamos involucrados en el quehacer educativo. En un ambiente así, la educación debe ser material, humana y espiritual. En algunos de sus escritos, Bahá’u’lláh nos entrega este mensaje: “El hombre es el Talismán supremo. Sin embargo, la falta de educación adecuada le ha privado de aquello que inherentemente posee. Por una sola palabra procedente de la boca de Dios, fue llamado a existir; por una palabra más, fue guiado a reconocer la Fuente de su educación; por otra palabra aún su posición y destino fueron asegurados. El Gran Ser dice: Considerad al hombre como una mina rica en gemas de valor inestimable. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de éstos.”