Comunidad Bahá'í de Valdivia

Principios Bahá’ís: La religión debe ser causa de amor, afecto y unión La religión debería unir a todos los corazones y hacer que las guerras y las disputas se desvanecieran de la faz de la tierra, dando nacimiento a la espiritualidad, confiriendo vida y luz a cada corazón. Si la religión se convierte en causa de aversión, de odio y de división, sería mejor no tener ninguna y apartarse de semejante religión sería un acto verdaderamente religioso.

martes, 11 de noviembre de 2008

Nueva Clase de Niños




Se ha iniciado en la Junta de Vecinos del sector Huachocopihue (Avenida Simpson con Holanda).

Todos los viernes de 16:00 a 17:00.

Reunión de Reflexión 9 de noviembre



Fotos de septiembre





La celebración de las Fiestas Patrias en la comunidad:

Artículo en el Diario Austral, La Aurora de una Nueva Manifestación

LA AURORA DE UNA NUEVA MANIFESTACION

Por Luz Georgina Salvo

Hay jóvenes que a través de la historia se destacan por diversas y valiosas acciones que hacen confiar que con su fuerza y valor pueden cambiar este mundo.


Es así como en 1844 en Irán un joven de 25 años llamado Alí Muhammad revolucionó espiritualmente la época declarando ser el Qá’ím, el Prometido de Dios a quién los eruditos y muchas personas devotas de aquel tiempo ansiosamente esperaban. ¿Quién era este joven con tan trascendental misión?


Alí Muhammad nació un 20 de Octubre de 1819 en Shiraz una ciudad al sur de Irán, país que también se le conoce como Persia, pertenecía a una distinguida familia descendiente de Muhammad el Profeta del Islam. Su padre falleció siendo él aún un niño, entonces un tío materno se encargó de su formación enviándolo a la escuela a temprana edad, pero su maestro se consideró incapaz de enseñar a aquel niño reconociendo su gran capacidad y que además demostraba tener un conocimiento innato y extraordinario por lo que decidió regresarlo a manos del tío. Durante su juventud manifestó signos de grandeza y cualidades que lo distinguieron a lo largo de su vida.

Alí Muhammad, que más tarde adoptó el titulo de “El Báb” que significa La Puerta, es reconocido como una Manifestación de Dios que instituyó una religión, leyes y preceptos nuevos la que no estuvo exenta de persecuciones y oposición así como de un constante y creciente número de seguidores que difundieron sus enseñanzas por todo Persia. Reveló libros y Tablas que reflejan la grandeza de Su divinidad. Una de sus obras culmines es el Bayán Persa donde refleja el fundamento de Su misión, como también el Portador de una Revelación independiente.


El propósito principal de las enseñanzas de El Báb, fue preparar y anunciar la venida de un nueva Manifestación, actuando como una puerta que abrió el camino hacia una nueva Dispensación; la llegada de la Divina Manifestación de Bahá’u’lláh, fundador de la Fe Bahá’í.


Respecto a este acontecimiento ha escrito: “Juro por la Esencia más sagrada de Dios –alabado y glorificado sea- que, en el Día de la aparición de Aquel a quien Dios hará manifiesto, mil lecturas atentas del Bayan no podrán igualar la lectura de un solo verso de los que serán revelados por Aquél a quien Dios hará manifiesto”


Y en otra selección de sus Escritos:

“...En el caso del hombre la posición más elevada se alcanza mediante la fe en Dios en cada Dispensación y la aceptación de lo revelado por El. El verdadero conocimiento, por lo tanto, consiste en el conocimiento de Dios y esto no es nada salvo el reconocimiento de su Manifestación en cada Dispensación”.